Las enfermedades no transmisibles representan más del 70% de las muertes anuales en todo el mundo. ¿Cómo pueden las aseguradoras, los centros sanitarios y las empresas combatir esta amenaza?

Las enfermedades no transmisibles, que incluyen patologías cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes, son la principal causa de muerte en todo el mundo. Muchos de los factores de riesgo, entre ellos la hipertensión arterial, los cambios en los niveles de azúcar o triglicéridos, y el exceso de peso dependen mucho de nuestros hábitos y estilo de vida. El sedentarismo, el consumo de alcohol, la ingesta excesiva de sal o el tabaquismo, aumentan la probabilidad de ser una de las personas que, cada 2 segundos, muere prematuramente por una enfermedad no transmisible.

La alta exposición a estos factores de riesgo es la causa principal del rápido crecimiento del número de personas afectadas. Las cifras son tan elevadas que las enfermedades no transmisibles son consideradas una pandemia. Los sistemas de salud se enfrentan a escenarios epidemiológicos caracterizados por el envejecimiento de la población y la “carga” de enfermedades crónicas no transmisibles que irá en aumento, y superará en gran medida el 60% de las causas de muerte previstas para el año 2020. Cabe señalar también que el número de casos entre los jóvenes también ha crecido significativamente.

Las enfermedades no transmisibles matan a más de 40 millones de personas al año, de las cuales 15 millones tienen entre 30 y 70 años. La mayoría (80%) de estos casos de muerte “prematura” ocurren en países con ingresos bajos o medios. Reducir la incidencia de estas enfermedades es clave, con la ayuda de políticas públicas y de salud, y el esfuerzo diario individual. La responsabilidad es de todos, desde los ciudadanos hasta las instituciones y organizaciones – todos debemos colaborar.

¿Qué enfermedades no transmisibles tienen mayor impacto?

Las enfermedades cardiovasculares, que se ven potenciadas por varios factores de riesgo, como una mala alimentación, la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol, la hipertensión arterial o la diabetes, representan el mayor número de muertes dentro de las enfermedades no transmisibles – 17,7 millones por año –. Estas van seguidas del cáncer – 8,8 millones por año –, las enfermedades respiratorias – 3,9 millones – y la diabetes – 1,6 millones por año.

Prevención y control de enfermedades no transmisibles

La mejor prevención es actuar sobre los factores de riesgo, ya que estas enfermedades pueden afectar a cualquiera: después de todo, 6 de cada 10 personas tienen sobrepeso y 1 de cada 10 personas padecen diabetes.

El riesgo de cada persona también depende de su herencia genética. Pero lo cierto es que la mayoría de estas enfermedades se pueden prevenir, o retrasar su aparición, mediante la implementación de medidas de prevención y control, principalmente medidas para reducir el riesgo cardiovascular, cáncer, diabetes y enfermedades crónicas respiratorias. La prevención implica principalmente cambios en los hábitos del individuo, un objetivo que muchas veces es difícil de lograr. Para cambiar esta grave situación son necesarias medidas y políticas de salud adecuadas y programas de apoyo.

Las principales acciones a llevar a cabo se definieron en la 70ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2017, organizada por Naciones Unidas y sus estados miembros, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, ¿cuáles fueron estas medidas?

La posición de España en la lucha contra las enfermedades no transmisibles

La OMS ha establecido una serie de indicadores de progreso, que hacen referencia a la actividad desarrollada en cada país, en la lucha contra las enfermedades no transmisibles. De este modo, España apuesta por una serie de protocolos y pautas para evaluar la salud de su población. Pero lo más destacado es la implementación de medidas que buscan reducir el consumo de alcohol y tabaco, así como la práctica de dietas poco saludables. El refuerzo e implementación de programas motivacionales para promover la actividad física es otro indicador que busca reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles.

Según la OMS, España está bien clasificada, pero no se sitúa entre los mejores. Principalmente en lo que respecta a las medidas para combatir el consumo de alcohol y tabaco, y para promover una dieta más saludable:

Impacto de los seguros de salud en el tratamiento de enfermedades no transmisibles

Las evidencias indican que contar con un seguro médico está asociado a una mayor probabilidad de obtener tratamiento para enfermedades no transmisibles, y ayuda a mitigar las disparidades socioeconómicas y regionales. Del mismo modo, tener un seguro de salud también parece reducir la probabilidad de solicitar préstamos o vender bienes para pagar los servicios de salud. Así, la cobertura del seguro puede convertirse en una herramienta política importante para promover el tratamiento de enfermedades no transmisibles y reducir las desigualdades en el tratamiento.

Esto significa que las soluciones de cobertura del tratamiento, así como la prevención, son cruciales no solo por su impacto en el cliente final, sino también como aliado político y económico para “combatir” estas enfermedades. Al reducir el impacto económico y reducir las desigualdades, la cobertura del seguro permite que centros sanitarios sean más eficientes en su tratamiento y que las empresas se beneficien del bienestar (sanitario y económico) de sus empleados.

¿Qué modelos de negocio funcionarán en el futuro?

¿De dónde vendrán los servicios y el dinero para pagar la atención y prevención de estas enfermedades? ¿Cómo pueden los seguros ayudar a combatir el crecimiento de estas enfermedades, al mismo tiempo que mantienen formas viables de aumentar su eficiencia?

Varios especialistas sugieren que el futuro de los seguros de salud en países donde la carga de enfermedades no transmisibles está aumentando dependerá de:

  • Aumento de alianzas público-privadas que permitan subsidios para beneficios integrales y que incluyan atención preventiva y primaria.
  • Implementar tecnologías digitales (como biometría y funciones respaldadas por un teléfono móvil) que permitan mayor eficiencia en los seguros (para inscripciones y quejas) y prestación de servicios de salud (protocolos de tratamiento).
  • Integrar programas de financiación y prestación de servicios orientados a la atención y prevención de estas enfermedades: telemedicina y el impulso de la prevención en la gestión de enfermedades, a través de los seguros.
  • Presentar a un mayor número de clientes seguros que cubran tratamientos y servicios de prevención, respaldados por tecnología móvil.

Con el tiempo, y a medida que los clientes observen mejores beneficios en los seguros de salud, será necesario que las diferentes partes interesadas (aseguradoras, empresas y centros sanitarios) se unan para combatir las enfermedades no transmisibles. Solo así será posible actuar con eficiencia y de manera continua en el tiempo, y de esta forma materializar beneficios reales para el servicio nacional de salud y todos sus proveedores.