La actividad física, cuando se integra en el tratamiento psicológico, puede aumentar significativamente los beneficios para la salud mental.

Se ha demostrado que la actividad física regular puede reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad, mejorando el estado de ánimo, la autoestima y aumentando el bienestar, entre otras cosas.

La actividad física regular contribuye a una mejor oxigenación del cerebro, mejora la función circulatoria y linfática, ayuda a reducir los niveles de cortisol (hormona del estrés) y media la ansiedad. También ayuda a ralentizar el proceso de envejecimiento de las células y a preservar la integridad de las conexiones neuronales, favoreciendo la memoria y la concentración.

Durante la actividad física se liberan sustancias como las endorfinasidopaminaii y serotoninaiii. Estas sustancias neuroquímicas son esenciales para mantener el equilibrio emocional y la sensación de bienestar, ayudando a gestionar el estrés y el cansancio cotidianos. Teniendo en cuenta sus efectos, ¡la actividad física puede actuar como antidepresivo!

Hay pruebas de que, en casos de depresión, la liberación de endorfinas desencadenada por una actividad física regular, una media de 30 minutos, tres veces por semana, de intensidad moderada a vigorosa, puede ser más eficaz que el asesoramiento psicológico por sí solo o el uso de determinados medicamentos, y se recomienda incluirla como parte del tratamiento.

Es importante estar atento a las señales de alerta que pueden indicar la necesidad de apoyo psicológico: pérdida de interés por actividades antes placenteras, cambios en el sueño o el apetito, sentimientos persistentes de tristeza o vacío, así como pensamientos de autolesión o incluso suicidio, entre otros.

La salud mental es esencial para el bienestar general, ya que afecta directamente a la forma en que pensamos, sentimos y actuamos a diario, lo que a su vez repercute significativamente en la salud física. Mientras que tratamientos como la psicoterapia y la medicación son esenciales para tratar los trastornos mentales, la actividad física regular es una terapia complementaria de incalculable valor que está al alcance de todos.

Incorpore la actividad física a su terapia

  1. Entre en contacto con la naturaleza: Dé paseos al aire libre, junto al mar y permítase renovar energías.
  2. Elija actividades que le proporcionen placer: Considere la actividad física como una fuente de placer y realización personal. Actividades como caminar, montar en bicicleta, bailar o hacer yoga pueden ser excelentes opciones.
  3. Establezca objetivos realistas: Los estudios demuestran que practicar tan sólo una hora de actividad física a la semana puede reducir el riesgo de desarrollar depresión. Empiece con objetivos pequeños y auméntelos gradualmente, celebrando cada logro por el camino.
  4. La constancia es la clave: Haga de la actividad física una parte integral de su rutina de forma constante, pero permítase flexibilizarla siempre que sea necesario.
  5. Orientación especializada: Para las personas con una enfermedad psicológica más grave, la orientación de un profesional, como un fisiólogo del ejercicio, además de asesoramiento psiquiátrico y/o psicológico, puede ser la clave para desarrollar un plan de actividad física adecuado y seguro.
  6. Interacción social: Asistir a clases colectivas, unirse a grupos de actividad física o practicar actividades con amigos, ya que pueden ofrecer un importante apoyo emocional.

Los beneficios de la actividad física son acumulativos. Cada minuto cuenta. Practicar alguna actividad física es mejor que no practicarla. Encuentre algo que le guste y póngase en movimiento.

Incluir la actividad física en un plan de tratamiento, no sólo como actividad para la salud física, sino también como práctica enriquecedora para mantener o recuperar la salud mental y emocional, puede potenciar significativamente los resultados. Si tienes dudas, busca ayuda profesional. El tratamiento es un paso crucial en la recuperación.

¡Cuídate!

Curiosidades:
i. Las endorfinas son pequeñas proteínas neurotransmisoras. Transportadas por la sangre, se comunican entre las células y se conocen como hormonas del bienestar. Actúan sobre el sistema nervioso central, aumentando la autoestima, reduciendo posibles síntomas de depresión y ansiedad y ayudando a mantener el control del apetito. Las endorfinas forman parte del sistema opioide del organismo, actúan sobre el hipotálamo e inhiben la transmisión del dolor.

ii. La dopamina (DA) también es un neurotransmisor que desempeña un papel crucial en el sistema de recompensa del cerebro, influyendo en el estado de ánimo, la motivación, el placer y la regulación del movimiento, así como en una variedad de otras funciones cognitivas y conductuales. También se considera la molécula del deseo, que influye en la motivación y el comportamiento en la vida cotidiana, incluida la búsqueda de recompensas y la adicción. Un ejemplo de ello es la sensación de bienestar provocada por la liberación de dopamina que obtenemos al hacer clic repetidamente en nuestros teléfonos móviles, la búsqueda continua de interacciones sociales y las recompensas asociadas. Se ha sugerido que en algunos casos puede derivar en adicción.

iii. La serotonina, otro neurotransmisor sintetizado en el sistema nervioso central (SNC) y el tracto gastrointestinal, interviene en el control del sueño, el estado de ánimo y el apetito. Los niveles desequilibrados de serotonina se asocian a trastornos como la depresión, la ansiedad, los trastornos alimentarios y el insomnio.

Origen: Effect of exercise for depression: systematic review and network meta-analysis of randomised controlled trials

Exercise and the Prevention of Depression: Results of the HUNT Cohort Study, article published in The American Journal of Psychiatry

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De-Sola Gutiérrez, J., Rodríguez de Fonseca, F., & Rubio, G. (2016, October 24). Cell-Phone Addiction: A Review. Frontiers in psychiatry. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5076301/  

Haynes, Trevor. (2021). Dopamine, Smartphones & You: A battle for your time. Science in the News. https://sitn.hms.harvard.edu/flash/2018/dopamine-smartphones-battle-time/